Previamente a los vuelos los yacimientos que han sido
seleccionados se señalan en planos de escala 1:50.000. En ocasiones por ser
lugares de mayor dificultad de localización o porque interesa prestar atención
a parcelas muy concretas de terreno, estos lugares se señalan en planos de
escala 1:25.000, incluso 1:5000.
En el avión ultraligero los planos se colocan
entre planchas de metacrilato que con cintas van sujetas al piloto para su
manejo. En la avioneta los puntos a prospectar son introducidos en un G.P.S, lo
que facilita por una parte la mejor localización de los yacimientos, y por otra
un mejor aprovechamiento de los desplazamientos al moverse de punto a punto en
línea recta y no siguiendo ríos, carreteras etc., que conlleva importantes
rodeos.
Las campañas de arqueología aérea se realizan sobre todo en
la primavera -verano, sobre las extensas zonas de siembras cerealistas, que en
estas tierras ocupan todavía cerca de un 65% de las tierras cultivadas. Los
vuelos invernales sobre tierras desnudas de vegetación, iniciados en 1989 tras más
de veinte años de uso intensivo de maquinaria moderna para el laboreo,
raramente han aportado la visión de estructuras, en todo caso manchones
blanquecinos o cenicientos que señalan una ocupación antrópica.
En los años
sesenta sobre todo en Francia se consiguieron buenos resultados en los periodos
invernales, gracias a que los trabajos de arqueología aérea se iniciaron en los
primeros años de utilización de la maquinaria moderna, y en los primeros años
de puesta en cultivo de tierras dedicadas anteriormente a pastos, etc., De tal
manera que el arado infería en los restos de muros, apareciendo en la
superficie una línea blanca de la argamasa descompuesta. El laboreo de varios
años disgrega y extiende esta argamasa mostrándose tras la arada un manchón más
o menos informe.
Los yacimientos son prospectados en días y horas diferentes,
porque hay factores de color, altura de la planta etc., que influyen hasta el
punto que una alteración que apenas es visible con una luz brumosa de la
mañana, presente a la caída de la tarde una visión espectacular, o viceversa.
Después de cada vuelo en un cuaderno de campo se anotan
diversos datos referentes a las condiciones de los vuelos, lugares recorridos,
horas, circunstancias de luz, etc.,. Recibidas las fotografías del laboratorio
se anota en el marco de la diapositiva el nombre del municipio, la provincia,
el nombre del yacimiento y la fecha del vuelo. Posteriormente se abre una
ficha, en la que se anotan datos como el número de fotografías tomadas,
condiciones de los vuelos, estado de la siembra, humedad de los suelos, etc..
El trabajo de la campaña finaliza con una fotointerpretación de las
alteraciones registradas, así como con un primer análisis de las mismas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario