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martes, 6 de enero de 2015

Romano

Ha sido en los yacimientos romanos sobre los que se ha invertido una mayor dedicación y esfuerzo para el hallazgo de documentos históricos. 

Gracias a Itinerarios como el Antonino, conocemos los nombres de un buen número de ciudades romanas, unas de nueva planta y otras asentadas sobre núcleos celtibéricos. Salvo en Numancia, la trama urbana y la edilicia con cierta extensión de estas ciudades en la región Castellano Leonesa era desconocida; gracias a los trabajos de arqueología aérea se ha documentado actualmente la trama urbana y edilicia de once: Pintia (Padilla de Duero, Valladolid), Viminatium (Calzadilla de la Cueza, Palencia), Segisama (Castrogeriz, Burgos), Segisamo (Sasamón, Burgos), Amallobriga (Tiedra, Valladolid), Albocela (Zamora), Brigecio (Dehesa de Morales, Zamora), Pallantia (Palenzuela, Palencia), Uxama (Burgo de Osma, Soria), Clunia (Peñalba de Castro, Burgos). 

Si el poblamiento romano adquiere un importante desarrollo en el Alto Imperio en la Cuenca del Duero y en sus grandes afluentes, asistiremos a partir del S. IV a una disminución de la importancia de las ciudades, pero en contrapartida a la aparición de grandes villas romanas señoriales, con influencia sobre amplios territorios, en un proceso claramente prefeudal; villas en las que el área noble adquiere proporciones y ornamento realmente palaciego, como podemos hoy encontrar en villas excavadas como la Olmeda en Palencia, Cuevas de Soria, o Almenara de Adaja en Valladolid. 

Estas villas tenían espacios rústicos y fructuarios que a tenor de los datos de dispersión de restos constructivos en superficie en muchos casos superaban las diez hectáreas. Esta importante dispersión de restos y la dificultad de ubicar con precisión, en ocasiones, algunas de las urbes romanas, ha servido en algún caso para que algunos estudiosos situaran ciudades en lugares sobre los que posteriormente se ha demostrado que pertenecían a villas romanas. 

Los hallazgos de estructuras de cierto alcance en villas romanas supera en estos momentos la cincuentena. Resultando de singular interés en muchas de ellas, no solo la identificación del área noble sino también la de los espacios de servicios: rústicos y/o fructuarios.

Amallobriga (Tiedra, Valladolid)

Amallobriga (Tiedra, Valladolid)


Segisama (Sasamón, Burgos)
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Uxama (Burgo de Osma, Soria)
Campamento romano (Villalazan, Zamora)
Campamento (Castrocalbón, León)
Villa romana Los Casares (La Armuña, Segovia)
Villa del Oro (Astudillo, Palencia)
n
Posible Fanun, Las Calaveras (Renedo de Esgueva, Valladolid)












viernes, 2 de enero de 2015

Metodología

Previamente a los vuelos los yacimientos que han sido seleccionados se señalan en planos de escala 1:50.000. En ocasiones por ser lugares de mayor dificultad de localización o porque interesa prestar atención a parcelas muy concretas de terreno, estos lugares se señalan en planos de escala 1:25.000, incluso 1:5000. 

En el avión ultraligero los planos se colocan entre planchas de metacrilato que con cintas van sujetas al piloto para su manejo. En la avioneta los puntos a prospectar son introducidos en un G.P.S, lo que facilita por una parte la mejor localización de los yacimientos, y por otra un mejor aprovechamiento de los desplazamientos al moverse de punto a punto en línea recta y no siguiendo ríos, carreteras etc., que conlleva importantes rodeos.

Las campañas de arqueología aérea se realizan sobre todo en la primavera -verano, sobre las extensas zonas de siembras cerealistas, que en estas tierras ocupan todavía cerca de un 65% de las tierras cultivadas. Los vuelos invernales sobre tierras desnudas de vegetación, iniciados en 1989 tras más de veinte años de uso intensivo de maquinaria moderna para el laboreo, raramente han aportado la visión de estructuras, en todo caso manchones blanquecinos o cenicientos que señalan una ocupación antrópica. 

En los años sesenta sobre todo en Francia se consiguieron buenos resultados en los periodos invernales, gracias a que los trabajos de arqueología aérea se iniciaron en los primeros años de utilización de la maquinaria moderna, y en los primeros años de puesta en cultivo de tierras dedicadas anteriormente a pastos, etc., De tal manera que el arado infería en los restos de muros, apareciendo en la superficie una línea blanca de la argamasa descompuesta. El laboreo de varios años disgrega y extiende esta argamasa mostrándose tras la arada un manchón más o menos informe. 

Los yacimientos son prospectados en días y horas diferentes, porque hay factores de color, altura de la planta etc., que influyen hasta el punto que una alteración que apenas es visible con una luz brumosa de la mañana, presente a la caída de la tarde una visión espectacular, o viceversa.


Después de cada vuelo en un cuaderno de campo se anotan diversos datos referentes a las condiciones de los vuelos, lugares recorridos, horas, circunstancias de luz, etc.,. Recibidas las fotografías del laboratorio se anota en el marco de la diapositiva el nombre del municipio, la provincia, el nombre del yacimiento y la fecha del vuelo. Posteriormente se abre una ficha, en la que se anotan datos como el número de fotografías tomadas, condiciones de los vuelos, estado de la siembra, humedad de los suelos, etc.. El trabajo de la campaña finaliza con una fotointerpretación de las alteraciones registradas, así como con un primer análisis de las mismas.

Medios Aéreos


En este apartado se refieren los medios aéreos y fotográficos que se han empleado en las campañas de arqueología Aérea. En 1989 se iniciaron los trabajos tras la compra de un avión ultraligero, en concreto un avión pendular de la casa francesa Air Creatión, biplaza, con un ala SX, 50 caballos de potencia, un crucero medio de unos 80 Km./h, y una autonomía en monoplaza, gracias a un deposito suplementario de unas cuatro horas de vuelo. 

El avión ultraligero tiene importantes ventajas para los trabajos arqueológicos. Comenzando por su precio de coste muy inferior a una avioneta o su mantenimiento. Asimismo una normativa menos restrictiva, sin supeditación a los horarios de aeropuertos te permite volar del orto al ocaso. La falta de cabinaje facilita una visión de más de 180 grados sin obstáculos lo que ayuda no solo a una más fácil localización de los yacimientos señalados en los planos, sino sobre todo a percibir en los momentos de tránsito o en las prospecciones extensivas yacimientos que eran inéditos. La toma de fotografías se realiza con gran facilidad, no siendo necesario apenas inclinar el avión para realizarlas, además de poseer una gran comodidad y precisión en el mantenimiento de giros alrededor del lugar arqueológico. La velocidad de estos aviones supone también una gran ventaja no solo para la toma de fotografías, sino también para percibir con mayor facilidad alteraciones en los suelos y vegetaciones que a veces son solo visibles en cortos ángulos.

Las desventajas principales son las de la restricción de su operatividad a puntos que no superen los 50-60 kilómetros del campo de aterrizaje, distancia que te permite prospectar en un ámbito provincial, pero no en lugares tan alejados como los de esta región de Castilla y León, que pueden alcanzar los 250 kilómetros desde un punto como es Valladolid, situado casi en el centro de la Comunidad. La segunda desventaja importante en relación a las avionetas convencionales es la mayor influencia en estos aparatos de los condicionamientos negativos para el vuelo como vientos y turbulencias de tipo medio, lo que obliga a volar en condiciones de mayor seguridad; disminuyendo por tanto según años el número de días en los que se puede volar.

Desde 1991 para los vuelos que se realizaban fuera de la provincia de Valladolid se alquilaron avionetas de aeroclub. Pero será en 1995 cuando se compre una avioneta y se obtenga el título de piloto privado.

Piper Cherokee 180


Safari GT







Presentación

Julio del Olmo Martin es Licenciado en Arqueología por la Universidad de Valladolid. En 1989 con la compra de un avión ultraligero inicia en la provincia de Valladolid los trabajos de arqueología con aplicación de técnicas de Arqueología Aérea.

Los primeros resultados positivos llegan con prontitud, y sirven para conseguir el apoyo económico y técnico del Servicio Territorial de Arqueología de Valladolid y de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León. La expansión de los trabajos de Arqueología Aérea a otras provincias de la Comunidad Castellano Leonesa conduce a la necesidad de tener que utilizar aviones de mayor autonomía y cualidades de vuelo; en principio se alquilan avionetas de aeroclub, pero en 1995 se afronta la compra de una avioneta y se adquiere la titulación de piloto privado. 

En coordinación con los servicios citados de la Junta de Castilla y León los trabajos de Arqueología Aérea se han ajustado fundamentalmente a tres proyectos: 
  • El primero se ha realizado en la practica totalidad del territorio provincial de Valladolid, en coordinación con los equipos de prospección terrestre que en estos últimos años han venido realizando el Inventario Arqueológico Provincial. Fundamentalmente en este tiempo se han ido seleccionando y sumando cada año yacimientos de entre los hallados por los equipos de prospección terrestre, y que por reunir una serie de cualidades, como periodo cultural, afloramiento de materiales en superficie, etc., nos hacían pensar que desde el aire podríamos con mayor facilidad detectar alteraciones en los suelos y siembras por la ocupación antrópica. Se puede afirmar que este es un trabajo en principio con fines de gestión y documentación patrimonial.
  • Un segundo proyecto se desarrolla en casi todas las provincias de esta región, por otra parte la mas extensa de Europa. La técnica de arqueología aérea se ha empleado en yacimientos romanos, numerosos y bien documentados en la bibliografía. La elección del mundo romano ha venido determinada por la abundancia y la importancia de las villas romanas en toda la cuenca del Duero a partir del siglo IV. Al tiempo de las villas excavadas, estas lo han sido casi exclusivamente en sus áreas nobles, desconociéndose la extensión y estructuración de las áreas rústicas y fructuarias. La elección de ciudades romanas y/o vacceas o vacceo-romanas, se ha hecho con el objetivo de descubrir la trama urbana de estos núcleos, mal conocida en la generalidad de las ciudades por la reducida extensión de las excavaciones, además de en algunos casos zanjar la discusión de su lugar de ubicación.
  • Un tercer proyecto que con continuidad en el tiempo se realiza, consiste en la prospección en extensión de áreas geográficas bien definidas. En los dos proyectos anteriores hemos visto como la prospección se centra sobre yacimientos concretos, en este caso tanto en el valle del río Esgueva en Valladolid como en el Cerrato Palentino, se han elegido valles secundarios en relación a la grandes cuencas del río Pisuerga y Duero, que en general tienen una largura entre veinte y cuarenta kilómetros, siendo prospectados con diversas pasadas en toda su extensión, con el fin no solo de detectar alteraciones en los suelos ocupados por yacimientos conocidos sino también descubrir yacimientos hasta ese momento inéditos, con el objetivo de ir completando un mapa de estructuras de poblamiento a lo largo del tiempo en esa zona.


El Castro 1992
ARQUEOLOGÍA AÉREA

La Arqueología Aérea es una técnica arqueológica que tiene como fin el descubrimiento de documentos arqueológicos. Documentos históricos con los que el arqueólogo puede acercarse y desgranar nuestro pasado. El especialista en arqueología aérea necesita tener un buen conocimiento y control del comportamiento de los suelos y la vegetación de su espacio de trabajo, atento a las influencias en los mismos de los factores climáticos: como pluviometría y temperaturas anuales que tanto influyen en el desarrollo y éxito de las campañas. 

El especialista en arqueología aérea emplea medios aeronáuticos que le permiten situarse a alturas y ángulos, que combinados con un conocimiento de las cualidades de la luz le ayuda a conseguir la detección de alteraciones en suelos o cultivos. Por último el especialista utiliza para el registro del documento hallado la cámara fotográfica. 

A veces, incluso algunos arqueólogos utilizan la expresión "fotografía aérea" cuando se refieren a la arqueología aérea. Fotografía aérea no deja de ser un término por principio genérico, y por tanto incapaz de definir un hecho concreto. En segundo lugar el especialista en arqueología aérea emplea la cámara y el dibujo de fotointerpretación, del mismo modo que el arqueólogo de una excavación lo emplea para registrar el hallazgo, su posición y su relación con el resto de materiales circundantes, y no por ello se emplean términos como fotógrafo de excavación, o excavación fotográfica.

Santa Gimia

La arqueología aérea tiene la gran cualidad de que el éxito del trabajo puede significar la detección de estructuras en un espacio muy amplio; mas al menos de lo que abarcan la generalidad de las excavaciones, aunque se realicen durante años. De tal manera que de un golpe de vista podemos descubrir la trama urbana de una ciudad, el gran foso circular que rodeaba un poblado prehistórico, la barbacana de un castillo desaparecido, o la planta de una villa romana.

El registro de las alteraciones, la fotointerpretación, la comparación tipológica, la prospección superficial no son suficientes en muchas ocasiones para completar el trabajo arqueológico, siendo necesaria la excavación para una lectura más precisa del documento. Pero mientras para excavar generalmente se elige el punto de excavación arqueológica un poco "a ciegas", la posesión del documento arqueológico nos permite a priori dirigir la excavación a puntos de interés.